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Un amor y el tren la llevaron a Huidobro y ahora festeja sus 100 años en su lugar en el mundo

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Elena de Jesús Chávez llegó a la región en 1953. Carlos, su marido, era huidobrense y se conocieron por su trabajo como ferroviario. El último sábado, su familia y amigos la sorprendieron para festejar su centenario.

Elena de Jesús Chávez vive en Villa Huidobro y el pasado sábado celebró alegremente sus 100 años junto con familiares y amigos de toda la vida. La mujer que es bisabuela se encuentra bien de salud y el fin de semana sus seres queridos la sorprendieron con un agasajo compartido junto con su única hija, Adriana Alberto; sus cuatro nietos (Cecilia, Natali, Matías y Sol) y cuatro bisnietos (Oriana, Santino, Máximo y Milo).


 

Según cuentan sus allegados, a Elena el amor y el ferrocarril la trajeron por esta región allá por 1953 y finalmente se asentó en Villa Huidobro.

Adriana (hija de Elena y Carlos) cuenta que de joven su madre vivía en un pueblo de Santiago de Estero, llamado Bandera, y conoció a Carlos, nativo de Villa Huidobro. Él era ferroviario y trabajaba en esa zona santiagueña. “Se conocieron allá y empezaron a ir a los bailes”, relata. Así, la pareja prosperó y al poco tiempo se casaron allí en ese mismo pueblo.

Carlos siempre tuvo la idea de volverse para su zona, así que pidió el traslado que en principio fue a un lugar más cercano al sur de Córdoba, Batavia (sur de San Luis). Fue allí que Elena quedó embarazada de su única hija que nació en 1954 en el Hospital Ferroviario de Huinca Renancó, que por aquella época era el centro de salud modelo de los ferroviarios en toda la zona.

El nacimiento de Adriana los trajo de vuelta por el sur cordobés y, al poco tiempo, se establecieron en Villa Huidobro, donde Elena fue ama de casa con cama adentro, como se decía en aquellos tiempos.

Actualmente la centenaria abuela se encuentra muy lúcida y disfruta de sus nietos. “Siempre fue ama de casa y muy atenta con los niños”, señala su familia.

Hoy Elena cuenta con el acompañamiento y amor de sus seres queridos que le agradecen sus atenciones y estar siempre dispuesta. Ella misma dice que esa feliz de celebrar la vida cada año que pasa en su lugar en el mundo: Villa Huidobro; o como todos dicen Cañada Verde, tal como se llama la vieja estación de trenes a la cual arribó en los 50, como tantos que forjaron la historia de estos pueblos que nacieron a la vera del ferrocarril.

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