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La candidatura a gobernador de Jorge “El gato” Fernández por el oficialismo trastocó el escenario electoral

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El exintendente de Tilisarao reúne condiciones personales y políticas respetadas adentro y fuera del peronismo. Su postulación descolocó a propios y extraños. Se inició la campaña electoral

Sorpresa. Reflejos políticos. Astucia. Algunas de las cualidades mostradas este viernes de Reyes por el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, al nominar al candidato a gobernador por el peronismo para el 2023. Sobre quien recae el legado político es el exintendente de Tilisarao, Jorge “el gato” Fernández.


 

 

Su postulación tomó a contramano a dirigentes del oficialismo y de la oposición. Algunos tal vez relajados por el inicio del año y de vacaciones. Sol. Playa. Arena. Tal vez asado. Hasta que les cayó un mensaje de whatsaap. Otros porque esperaban una definición de nombres hacia más adelante. Se mencionaba la primera semana de febrero, pero no. Los tiempos políticos se aceleraron.

El gobernador decidió jugar su apuesta política este viernes y estalló la carrera electoral. Puso en marcha la campaña para saber quién será su sucesor, que se definirá en la elección del 11 de junio cuando se elija con la Ley de Lemas el nuevo gobernador puntano.

Hay en la elección de Fernández como candidato del peronismo y fuerzas aliadas del oficialismo múltiples definiciones. Por un lado, y la primera que surge es que el propio gobernador desechó que su heredero en Terrazas del Portezuelo sea una persona de su propio entorno. Descartó la radicalización del “albertismo”, que era y es para la oposición una centralidad del discurso al momento de la disputa electoral. Deja al diputado, Claudio Poggi, candidato del macrismo, sin la chance de pelear contra “un Rodríguez Saá”. Tampoco Poggi podrá endilgar a Fernández pasado o presente ”kirchnerista”, palabra usada como un adjetivo descalificador y simplificadora de lo que debe ser un debate de ideas.

 

Hacia adentro del peronismo, Fernández representa el diálogo y el temple, atributos tal vez que nacen de su propia vida personal: su cuna política está arraigada en la ruralidad. Su fragua: el campo. Los modos de los chacras. Los tiempos de la tierra.  Fernández lo conoce. Sabe de la espera paciente. De cultivos. De las siembras. Y esa manera de ser tan elogiada hoy por Alberto Rodríguez Saá, por la prudencia y lealtad, con que se maneja Fernández.

 

El exintendente de Tilisarao mantuvo posiciones críticas hacia el propio gobernador y algunas medidas de su gobierno. Le reconocen a Fernández que esas manifestaciones, que esos planteos, fueron siempre realizadas “con firmeza, lealtad y caballerosidad”. Fue un “adversario” de Alberto Rodríguez Saá.

 

Por lo tanto, al momento de evaluar al candidato, el gobernador no eligió a uno de los suyos. Fue más allá. Eligió a un crítico de su propio gobierno. A un dirigente que conversa -en un país donde la conversación está devaluada-, y puede amalgamar a todos los sectores del peronismo. Un cultor del bajo perfil. Un criollo, dijo Alberto Rodríguez Saá, para definir que el candidato del lema del oficialismo es un arraigado en la propia tierra. Y defensor de la puntanidad. A la que califico de “conservadora”. Esta definición es central. Fundacional sobre quién debía ser. El gobernador admitió que un sector amplio de la sociedad pide un cambio. Pero ese cambio no es extremo. Es parcial y en los tiempos de los puntanos. En los tiempos de la tierra, tal vez, que conoce Jorge Fernández.

 

Por eso, no se anunció hoy un candidato a gobernador “albertista”. Ninguno de los nombres que se conjeturaban, hombres y mujeres, fue el elegido. Se anunció un candidato que hizo de la cordura su carrera política. Que no confronta como forma de hacer política y es cultor del diálogo. Que puede “tejer puentes” hacia adentro del peronismo y por fuera de él. Que conversa con el campo, los productores, los industriales y los obreros. Tendrá, sí, que trabajar para que su figura sea más conocida en todo el territorio de San Luis, pero eso ya es una cuestión de campaña electoral que se lanzó este viernes en San Luis. No habrá vacaciones ni descanso hasta el 11 de junio. El oficialismo se juega su legado político de cuatro décadas y eligió sucesor a un exintendente de un pueblo del interior.

 

Para Fernández, claro está, es su mayor desafío político personal a sus 63 años. También, quizás, la revancha de una postergación a su trayectoria. En el 2011 cuando el peronismo debía elegir un candidato a gobernador, un sector del peronismo se inclinó por el nombre de Claudio Poggi, quien finalmente resultó electo. Otras voces habían señalado que debía ser “El gato” Fernández quien represente al peronismo en esa elección. Sostenían ese nombre por ser “confiable y leal” al proyecto provincial. Fernández no tuvo la chance. Fue Poggi quién compitió por el peronismo bajo el sello de Compromiso Federal. Poggi ganó esa elección y al terminar su mandato en el 2015 se fue del oficialismo, después se fue del peronismo hasta recabar en el macrismo.

 

Asoma en San Luis una campaña electoral que ya se inicia en pleno verano y que tomará intensidad en las próximas semanas. Por lo pronto, el oficialismo mantuvo la iniciativa política, descolocó a propios y extraños y marcó el territorio. La disputa será provincial y los de afuera son de palo.

Fuente: infomerlo

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