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Es huinquense, enfrentó al cáncer, recibió un trasplante y logró cumplir el sueño de graduarse

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Por Luciana Panella – Puntal

Se trata de la joven huinquense Martina Gómez. La semana pasada rindió la última materia de la Tecnicatura Superior en Diseño de Indumentaria en Córdoba. Mientras afrontaba el tratamiento contra la enfermedad, nunca bajó los brazos y siguió estudiando.


 

La historia de Martina Gómez lleva consigo un mensaje cargado de esperanza, fuerza y resilencia; además de representar una inspiración para otros porque moviliza la idea de que los sueños se pueden cumplir pese a todo con entereza, voluntad y el amor incondicional de la familia y amigos. En 2020 la joven huinquense de 22 años fue diagnosticada con una leucemia linfática aguda y arrancó un duro tratamiento, sin embargo eso no le impidió seguir con la carrera que amaba: Tecnicatura Superior en Diseño de Indumentaria. Se sobrepuso a los malestares de la quimioterapia y de manera virtual seguía las clases, ya que la modalidad por la pandemia le permitía asistir de forma remota estando internada. A finales de 2020 llegaría la mejor noticia, podría recibir médula ósea de un donante de Inglaterra. Luego del trasplante, la terapia debía continuar con una fuerte medicación, y aun así la estudiante no claudicó en su sueño de recibirse. La semana pasada, acompañada de sus seres queridos, rindió su última materia en Córdoba.

“Fue en la pandemia cuando me diagnosticaron, pero seguí estudiando y eso me ayudó a no tirarme tan abajo, yo sabía que no podía caerme porque se iba a hacer todo más difícil. Había veces que tomaba las clases desde el hospital porque en ese momento era todo virtual. Estaba sola en la pieza porque la mayoría de las veces mis viejos no podían pasar conmigo a la sala, por el tema que estaba inmunosuprimida. Entonces para mí representó un buen escape seguir con la carrera”, relató Martina a Puntal.

La huinquense admitió que centrarse en el cursado en ese instante de su vida le “permitió salir un poco de lo que estaba viviendo”. Sin embargo reconoció que en un principio “era muy tedioso porque no podía caminar ni una cuadra. Me costó mucho tiempo tomar fuerza, había momentos en los que no podía ni estar sentada, no podía ni mantener la cabeza erguida. Todo el tiempo estaba cansada”.

En medio de este escenario de lucha contra de enfermedad, el cariño, la contención y el apoyo de María Helena y Marcelo, sus papás, fue fundamental para que Martina pudiera terminar el cuatrimestre y cumplir con las responsabilidades académicas mientras le daba batalla al cáncer. “Fue difícil porque yo no tenía fuerza y mi carrera es diseñar, dibujar y si bien dibujé toda mi vida, había momentos en que se me complicaba porque no podía ni escribir, más en primer año. Por suerte mis viejos pudieron ayudarme con los trabajos”, expresó.

La luz de esperanza

Corría el final de 2020 y llegó la noticia más esperada para la familia Gómez, ya que Martina había entrado en una red internacional para recibir médula ósea. Apareció un donante en Inglaterra que era compatible con ella, y en marzo del año pasado se realizó el trasplante.

“Yo no sé qué iba a pasar si no aparecía el donante porque mis viejos no eran tan compatibles para un trasplante eficaz y yo no tengo hermanos. Fue todo re complicado porque encima estaba todo el tema del Covid y yo no podía ver a nadie por el peligro de contagiarme. Y ahí fue cuando recibimos esa llamada que había una posible donante del Reino Unido”, relató Martina.

Si bien el trasplante fue todo un éxito, la joven siguió enfrentando todo el proceso con nuevas drogas para que la médula se adaptara y funcionara de manera correcta en su cuerpo. “No tenía fuerzas ni para caminar, no podía ni ir sola al baño; fue como volver a empezar, además comenzaban las clases. Fue un período difícil pero por suerte mis viejos estuvieron unos dos meses conmigo. Después ellos tuvieron que volver a Huinca a trabajar, y para ir a la facultad me tomaba un remis todos los días. Estaba en clases pero era complicado porque veía a todos con energía y yo no tenía fuerzas para nada. Mis compañeros por suerte me entendían”, contó sobre este duro trance en medio del tratamiento y la universidad.

Un video y un mensaje motivador

Martina ya es conocida en toda la región, puesto que a través de un video que fue publicado en las redes el año pasado para promover la donación de sangre, motivó a decenas de vecinos de Huinca Renancó en una campaña que fue todo un suceso e incluso desbordó la capacidad por la cantidad de personas que se sumaron a la convocatoria de donantes. Ese mensaje, según indicó la joven de 22 años, representó también un homenaje a su abuela quien durante la pandemia necesitaba una transfusión de un tipo de sangre muy difícil de conseguir y que lamentablemente no llegó.

“Mi mamá me escribió y me dijo que hiciera un video para juntar donantes para que salga en las redes. Y pensé que si eso ayudaba a alguien lo iba a hacer. Cuando yo estaba haciendo quimio, a mí me hicieron 30 trasfusiones de sangre y mis papás ya no sabían cómo hacer, ellos apenas podían donar lo hacían. También estaba todo el tema del Covid y por ende no había mucha gente que fuera a los hospitales, era muy difícil conseguir sangre. A mí me prestaban porque mi caso era extremo pero había gente que no conseguía. A mediados de 2020 mi abuela, que era diabética, se enfermó y era 0 negativa; necesitaba cuatro dadores y no los conseguimos. Ella estaba muy complicada y falleció”, narró la joven.

Sobre la campaña dijo que nunca imaginó el impacto que tendría su mensaje en la comunidad y el alcance regional que tomaría. “No pensé que el video iba a llegar a tantas personas. Ese día en Huinca había una fila enorme de gente. Fue una locura, las chicas que sacaban sangre no daban abasto”, aseguró.

En uno de los momentos más duros, Martina supo inspirar a otros, motivarlos a dar vida y a donar. Nunca dejó de pelearla, ni siquiera cuando el agotamiento y la extenuación por el tratamiento parecían calar hondo. Además, le hizo frente a las dolencias físicas y cumplió su meta. La semana pasada la alegría inundó a la familia Gómez cuando al fin pudo celebrar que ya es técnica superior en diseño de indumentaria. A propósito, expresó que su secreto fue desde un principio no perder la calma y mantenerse positiva ante la adversidad.

“Cuando me diagnosticaron y ya arranqué el tratamiento yo dije que no quería pasarla mal, de llorar o tirarme a la cama, no comer. No, era seguir comiendo como siempre, mirar tele, jugar a los jueguitos; hacer lo normal aunque fuera en el hospital. Para mí la clave fue esa, no dejarme morir”, finalizó.

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